DE NUESTROS LECTORES

¿Libre comercio o proteccionismo?

Por ANÍBAL DELGADO FIALLOS
( A la memoria de José Cecilio del Valle en el 22 de noviembre, día de su nacimiento )

El libre comercio

Desde hace más de dos siglos los economistas más eminentes han manifestado su adhesión a los principios de libre comercio. Sólo en etapas muy críticas, una guerra o una calamidad nacional, ha sido aconsejable limitar, por el tiempo más corto posible, la libre circulación de mercancías, servicios, capitales y mano de obra.

El comercio no restringido, sigo leyendo a los grandes economistas, crea una división del trabajo mutuamente provechosa, estimula la producción nacional de todos los países participantes y hace posible un nivel de vida más elevado.

David Ricardo, el teórico inglés del comercio internacional, decía que el comercio libre es bueno y todo cuanto lo entorpezca es malo por definición. El libre comercio es incompatible con los aranceles aduaneros, los subsidios y el proteccionismo.

Adam Smith declaró que la libertad de comercio es la base de la prosperidad y José Cecilio del Valle soñó con una América abierta al comercio mundial para fundamentar su independencia.

Un régimen de libre comercio tiene como condición inexcusable el principio de las ventajas comparativas. Esto quiere decir que un intercambio es ventajoso para productores y consumidores si los precios de los bienes importados son más bajos que aquellos a que uno u otro país podrían producirlos domésticamente y si reflejan realmente su costo de producción. La libre entrada de productos del exterior no sólo abarata así los precios sino que vuelve más eficiente la economía al desestimular las unidades de producción ineficientes.

La teoría económica nos dice, además, que el libre mercado es una situación tal en que ningún productor puede determinar por sí mismo el precio que rija en el mercado y que las condiciones técnicas de los competidores sean similares. El campo de juego debe ser parejo, sin ventajas externas para nadie a no ser aquellas derivadas de la propia capacidad.

Nadie puede estar en contra de un modelo de esta naturaleza que privilegia la competencia honesta y que erradica el ventajismo perverso.

El libre comercio supone no sólo cero aranceles, sino también cero subsidios, cero proteccionismo, cero cuotas, cero prácticas comerciales mentirosas.

El proteccionismo

El proteccionismo es lo contrario al libre comercio. Bajo la sombra del proteccionismo las grandes potencias han saqueado a los países pobres. El régimen colonial del cual nos independizamos el 15 de septiembre, tenía su base económica en el proteccionismo. Dicen quienes tienen por qué saberlo, que si el libre comercio beneficia un poco a todos, el proteccionismo beneficia un mucho a unos pocos, sobre todo a aquellos que tienen capacidad para imponer condiciones y controlar políticos a través del soborno.

Si los tratados de libre comercio que están siendo impulsados por los Estados Unidos se constituyen sobre la base de privilegios unilaterales provocados por el desbalance tecnológico, los subsidios, las cuotas y la presión política, tales tratados no son de "libre comercio", sino que son manifestaciones contemporáneas de un total proteccionismo.

Si los productos importados no reflejan su verdadero costo de producción porque estos están deformados por los subsidios y otras prácticas similares, no hay tal libre comercio, sino proteccionismo.

Según cálculos del Banco Mundial los subsidios a los agricultores de los países ricos suman 310 mil millones de dólares anuales.

En las negociaciones del TLC con Centroamérica se demandó a Costa Rica abrir su mercado de telecomunicaciones, ante la negativa las presiones no se hicieron esperar: el representante comercial de los Estados Unidos, Robert Zoellick, llegó iracundo a aquel país a "marcar la cancha y a golpearnos la mesa". Guatemala , por su parte, fue obligada a salirse del grupo de los 22 que reclamó a la OMC la eliminación total de los subsidios agrícolas.

Lo anterior obliga a pensar que las "negociaciones" no han sido tales.

El gobierno norteamericano ha hecho uso de su inmenso poder para presionar a los débiles gobiernos de Centroamérica a que o firman o se atengan a las consecuencias. ¿Libre comercio?

La integración latinoamericana

La integración latinoamericana siempre se ha considerado un componente esencial de cualquier estrategia de desarrollo. Sobre la base de las experiencias de nuestro Mercado Común Centroamericano, el MERCOSUR, el CARICOM y el Pacto Andino, es prudente insistir en esta estrategia que me parece que sigue siendo la correcta.

En esta forma pienso que deberían retomarse los esfuerzos por la integración de Centroamérica y América Latina. Quizás sería la mejor forma de avanzar después hacia una Área de Libre Comercio de las Américas planteada sobre bases distintas.

 


 

Página Principal * Portada * Editorial * Negocios * Quienes Somos * Suscripciones * Enlaces * Contáctenos

Derechos reservados Editorial Hablemos Claro 2003