"Urge reformar el sistema financiero hondureño"

Guillermo Bueso, presidente del Grupo Atlántida


El encaje en moneda extranjera llegó a junio del año pasado a 10,100 millones de lempiras, dinero que bien podría beneficiar la economía, aconsejó Bueso.

"El sector bancario, financiero y empresarial, no tiene acceso al mercado financiero internacional en un período de abundancia de recursos y de bajas tasas de interés".

CARLOS MEDRANO

La Ley de las Instituciones Financieras no llega a tener un equilibrio entre la necesidad de establecer reglas claras y fuertes de la supervisión bancaria y el papel de los bancos como piedras angulares de la inversión y por lo tanto, del crecimiento económico en Honduras, afirmó en exclusiva a HABLEMOS CLARO FINANCIERA, el experimentado banquero nacional, Guillermo Bueso.

El presidente del Banco Atlántida señaló que en la actual ley financiera falta la conciliación de los objetivos perseguidos por el supervisor con los que pretenden los banqueros y los bancos y su papel vital, de tal modo que es necesario armonizar con la banca una ley que permita un mayor desarrollo para el país.

Estas reformas a la Ley del Sistema Financiero son compromisos del FSAP con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) y que tardíamente iniciamos en Honduras, consideró el experto. En ese programa de ajuste, de acuerdo al FMI, el peso y rol estelar del ajuste lo sobrellevó el sector financiero-bancario.

Entre las reformas estructurales importantes que se pusieron en práctica, según el Fondo, cabe mencionar el fortalecimiento del sistema financiero, pero espera que de cara a futuro será crucial que Honduras mantenga un amplio consenso en materia de una disciplina sostenida en materia de salarios del sector público, políticas macroeconómicas y reformas del sector financiero.

El hecho de que el proyectista de la ley haya sido un auditor o supervisor, generó que la ley esté totalmente sesgada con una legislación auditora y que debe de conciliarse con lo otro que no se le da debida atención y por lo tanto, manteniendo todas las provisiones de supervisión bancaria con estándares internacionales de Basilea I y observando eso en la ley, que es un avance importante, como lo afirma el Fondo Monetario, debe de conservarse y atender la revisión que la ley amerita, puntualizó.

El sector bancario, financiero y empresarial, no tiene acceso al mercado financiero internacional en un período de abundancia de recursos y de bajas tasas de interés, sin embargo, si un banco hondureño accede a recursos de un banco europeo o americano, la percepción del riesgo-país le agrega 4% al costo de los recursos por encima del precio normal del riesgo.

Adicionalmente, todos los suplidores de crédito internacional como el BCIE, que con una simple intermediación le agregan un 2%, sin que se tomen mayores riesgos, de tal manera que esa percepción debe de desaparecer ante los eventuales tratados de libre comercio que están por venir y que ponen a la banca nacional en una seria desventaja.

Reformar las leyes financieras debe tomar un proceso, ya cumplimos con el FMI, con las fechas estipuladas, las leyes en lo que respecta al fortalecimiento de la supervisión donde le hacía falta claridad, base legal para resolver bancos en conflicto por la vía no voluntaria, hacía falta la gobernabilidad y otros elementos que se conocen públicamente.

La ley debe de verse en un contexto ya no tan apresurado, debemos revisarla, la Ley de Instituciones Financieras tiene un sesgo solamente fiscalizador, enfocando a los bancos como empresas de riesgo sistémico y por consiguiente es obligación del gobierno prevenir o evitar cualquier riesgo, señaló.

La ley no incentiva en ninguna parte a los bancos para que estos presten a largo plazo, se quejó Bueso, debemos esperar la nueva ley sobre el sistema de pensiones para que los bancos interactuemos o el relanzamiento de FONAPROVI, que permita a los bancos orientar los recursos sin las complicaciones burocráticas.

La ley no tiene protección a los acreedores, pero Honduras requiere algo en esta dirección, ya que Honduras requiere un riesgo moral por una cultura del "no pago" que se extendió del sector agrícola a otros sectores.

Encaje en moneda extranjera

De manera más inmediata, solicitamos al Banco Central de Honduras, reconsidere su política de encaje del 50% sobre depósitos en moneda extranjera, que llega a un 52% pues se le suma un 2% temporal que ellos (BCH) establecieron el año pasado.

La Ley de Instituciones Financieras y la política del BCH, establecen un encaje mínimo en moneda nacional de un 12% en efectivo en el BCH, por lo tanto, se le ha solicitado que este mismo encaje aplicado a la moneda nacional, se aplique para moneda extranjera, comparó.

A junio del 2004, los depósitos del sistema bancario en moneda extranjera sumaron 19,400 millones de lempiras, que si se aplica el encaje del 52%, representan unos 10,100 millones de lempiras que los bancos debemos mantener en el exterior o Banco Central.

Esos 10,100 millones de lempiras están financiando a empresas norteamericanas o financiando las emisiones al Gobierno de los Estados Unidos de América, si es que están invertidos en bonos o en letras de tesorería del gobierno norteamericano.

Esos 10,100 millones deberían estar invertidos en Honduras y sólo un 12% debería estar en encaje, de tal manera que por lo menos unos 8 mil millones de lempiras sí pudiesen hacer más baratos los préstamos en moneda externa y financiar proyectos de desarrollo en Honduras.

Esta política del Banco Central de Honduras en relación con el encaje en moneda extranjera, le resta al país, ya que ese dinero no es invertido en activos productivos y por lo tanto, los bancos no pueden prestar los fondos que requiere la industria y la empresa privada nacional.

Según Bueso, no cabe duda que la banca nacional se ha capitalizado y está administrando con más cuidado el riesgo crediticio, a tal grado que las reservas que los bancos debemos de hacer por posibles pérdidas por préstamos dudosos está cercana al 50%, por debajo del promedio centroamericano.



 

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